viernes, 27 de noviembre de 2015

Mauricio McDonal's y las eMes del triunfo

Han triunfado algunas eMes.
La más evidente de todas es sin dudas la del Mercado. Y esto no hubiera sido posible sin sus dos bastiones fundamentales: los grandes Medios de comunicación y el Marketing. Los primeros, muy poco novedosos aunque efectivos, fogoneando la opinión pública y articulando un mensaje diseñado en las escuelas del segundo.

El triunfo marketinero no se agota en una campaña simbolizada por un globo y la elección de algunas palabras clave como equipo, gente (no pueblo), alegría y el machacado cambio, sino que una vez más viene ratificar que el contenido no hace al éxito de la venta: las que venden son las formas.

Pero más llamativo aún es que ese despliegue marketinero demuestra no tener límites en la resignificación simbólica: se devoró las alertas lanzadas sobre las conocidas consecuencias de un modelo neoliberal (entre ellas la tristemente conocida Miseria). No solo se las devoró, las reformuló en la mentada campaña del miedo, luego diluída en una serie de chistes lanatescos de la pinta "si gana Macri entonces...". Notable forma de extirpar sentido. A la (supuesta) campaña del miedo, la campaña del ciego.

Algo similar ocurrió con la virulencia empleada por algunas voces de los que rechazamos tal modelo de país, inscribiéndola en la ambigua y desnaturalizada grieta y lanzando eslogans como: queremos el país del diálogo o somos la revolución de la alegría. Mamita! Revolución?

El término revolución ha sido históricamente manoseado por unos y otros, inclusive por viejas eMes y en otros órdenes de violencia como el Militar. Pero esta vez sorprende el vacío de la propuesta revolucionaria: estar alegres sin más motivos que la sola respuesta al ánimo de un sector que, equivocado o no, exhibe argumentos. Y justamente la sonrisa por sonrisa misma representa la anulación del argumento del otro. Pero sorprende aún más la respuesta obtenida: se viralizó como símbolo de identidad: "nosotros somos los que queremos estar alegres".

En cuanto a los personajes M, lo primero que me viene a la memoria es el eco de Carlitos, cuyo "síganme, no los voy a defraudar" se escuchó detrás del "les pido que no me abandonen" por parte del nuevo presidente electo.

Dan escalofríos otras eMes como la de la bestia llamada Abel Albino, cuya Monstruosidad, propia del Medioevo, revive viejas cruzadas contra prácticas paganas como la masturbación y los hijos del demonio, empecinados en ir contra la naturaleza profiláctica y heterosexual.

No causa menos pavor la designación como ministra de seguridad de la otrora denunciada como "infame traidora a la patria" por el Mamarracho Carrió. Minusválida jefatura tendrá una de las carteras más críticas, aunque no nos podremos sorprender por lo que haga luego de sus desempeños en cargos igualmente complejos durante la Alianza.

Otro triunfo que no causa la más mínima gracia es el de Miguel Midachi, en una Comisión de Cultura: gran victoria de chavacanismo más raso en el plano de la comedia (al humor nunca lo llegó a rozar), victoria que simboliza otras eMes en terreno cultural como la Misoginia y el Machismo.


Pero más que todas estas eMes juntas, la que más me pesa en su mueca revanchista es esa franja de la clase media, con minúscula como se precibe su visión: Miope por lo cortoplacista y localista, Mediocre y Mezquina por su superficialidad, orgullo y egoísmo.
Ahora podrá enarbolar sus banderas de Miami y Manhattan, de Money bajo el colchón y Megatlon para estar en forma, de Menos Mugre en las calles y Muita praia, de Mío, Mío y Mío qué bueno sería llegar al Mercedes Benz, de Menos Morochos cobrando planes vagueAR y vamos nene que lo tuyo es el Managment.

Es tan importante detectar los errores, no menores, de una gestión saliente como caracterizar el apoyo a un proyecto que, al carajo con la campaña del miedo, no lleva en su ADN la concepción inclusiva.
Y sobre todo habrá que pensar mucho, estar despiertos, recuperar simbólicamente algunos términos y encontrar la forma de educarnos para romper la fascinación por los espejitos de colores.

lunes, 9 de noviembre de 2015

Virgencita de los capitales




Ella sonríe a todos por igual. Augura buenos tiempos para sus relegados feligreses.
Estos, grandes capitales azotados por una tempestad que parecía no tener fin, respiran tiempos de cambio.
El dorado sol se abre paso entre tanta nube negra. El jardín finalmente reflorecerá.

Sin embargo, la imagen de la virgencita atrae a otros fieles, hijos bastardos estos, nacidos al calor de fuegos paganos.
Su derecho es legítimo. Ellos soplaron fuerte para que las velas del cambio se abran paso en este mar, siempre difícil.

A diferencia de los primeros, que fueron paridos por la Razón, estos no tienen mas que Fe, mucha bronca y una fuerte voz para replicar los sermones bajados en su biblia matutina.

Piden seguridad.
Piden libertad.
Piden unir las aguas.
Piden exorcizar el cielo de corrupciones diabólicas.
Piden finalmente, el sacrificio de quien les dio de comer.

No quieren entender, no quieren argumentos, no quieren ver más allá. Mucho menos cuando el más acá está plagado de amenazas.

Pero en algún rincón de sus conquistados corazones intuyen que el templo tiene cupo limitado. Entonces miran hacia abajo y maldicen a esos otros, los desnutridos de siempre, que amenazan con sumarse a la peregrinación.

No falta mucho para que la primer ola se los lleve.

Lamentablemente, el precio del espectáculo lo pagaremos todos.