domingo, 23 de diciembre de 2012

Creeps

When we were here before
We looked us in the eye
We're just like the angels
Our skin makes us smile
We float like the feathers
In a beautiful world
We're so very special
We're so fucking special

And we're creeps
We're weirdos
What the hell are they doing here?
We do belong here

We do care if it hurts
We don't have control
We have a perfect body
We have a perfect soul
We do really notice when we're not around
We're so very special
We're so fucking special

And we're creeps
We're weirdos
What the hell are they doing here?
We do belong here

We're running out the door
We're running out
We run run run run
Run

Whatever makes us happy
Whatever we want
We're so very special
We're so fucking special

And we're creeps
We're weirdos
What the hell are they doing here?
We do belong here
We do belong here

(Creep - Radiohead)

lunes, 26 de noviembre de 2012

Chiste chancho

La madre chancha le contó a su hijito.
En una granja lejana, una chancha dio a luz tres chanchitos, con la particularidad de que uno de ellos nació de color verde fosforescente. El estanciero, espantado por semejante criatura, lo llevó al bosque y lo abandonó allí. Cuando regresó a su casa, adivina qué encontró.
- ¿Qué?
- ¡El chanchito verde estaba ahí! Ofuscado, al día siguiente lo llevó hasta la costa y lo puso en un barco. Regresó a la granja y adivina qué pasó.
- ¿Qué?
- ¡El chanchito verde estaba ahí! Esta vez, lo puso en un avión. Regresó a la granja y adivina qué ocurrió. 
- ¿Qué? 
- El chanchito verde ya no estaba.



lunes, 19 de noviembre de 2012

Dos soles y una vela

"Il faut un double soleil pour éclairer le fond de la bêtise humaine"
Jean Paul Sartre
"Each small candle lights the dark side of every humand mind"
Roger Waters

- Hoy hace más calor que nunca, che. ¡Y encima estos calambres!
- Si empujamos como ayer quizás logramos un poco de aire. Pero no debemos perder la dirección. Según mis cálculos estaríamos llegando a la frontera norte en tres días.
- ¡Eh! ¡Vos! ¡Correte, che!... No veo la hora de que la genética se haga cargo de nuestras extremidades... hace rato que no las usamos. Y encima vos seguís con esas ideas de que hay un sol verdadero y otro falso... ¡Che, que calor!
- ¿Genética? ¿Sabes lo que daría por volar un rato?... Y luego dormir una siestita a la sombra de unos sauces...  ¡Qué lindo!
- Mejor callate y comé, que si te ven flaco te van a separar como a Ricardo. El pobre creía que podía conseguir algo haciendo huelga de hambre. Ojo, no digo que no se pueda lograr algo... pero no de esa manera.
- La cuestión es organizarnos. Vivimos chocando unos con otros y no nos comunicamos. Nuestra misión es abrir ojos y oídos...
- Che, ¿qué le están poniendo a esto?. Tiene otro gusto, ¿no?
- ¡Gusto a ravioles... de pollo!
- Vos y tu cinismo. Así nunca vas a conseguir que te sigan.
- Si tan siquiera entendieran que hay algo más allá de todo esto... eso sería un gran cambio!
- ¿Vos estás seguro de que vamos en la dirección correcta? Yo hace rato que no veo más que un océano de cabezas...
- Ya te expliqué. Lo se por la diferencia de luz. Hacia el norte hay menos luz y ahí está la salida principal...
- Che, probá...¡está rico!
- ¡Rico vas a estar vos si no salimos de aca! ¿Te enteraste que Julio quedó atrapado en la frontera oeste?
- ¡No me digas! ¡Pobre Julito!
- Sí, con el lío que se armó durante la última extracción terminó contra las rejas. No supe más nada de él. Por lo menos allá dicen que se respira mejor.
- Ojalá no lo aplasten..
- Tenemos que mantenernos juntos. ¡Si no estamos fritos!
- ¡Estoy harto de pisar mierda! ¡Hasta los chanchos la pasan mejor!
- Cerrá el pico y enfocate en seguir la dirección.
- ¡Uy! ¡Otra extracción!

Los viajes eran monótonos y cansadores. El pucho y el mate se turnaban en un ciclo infinito.
Ese mediodía primaveral le pareció adecuado para un asadito. Entre choris y costillas el vino corrió más de lo habitual.
Después de los puchos de rutina, se despidió de los eventuales compañeros de ruta y retomó su camino hacia el matadero. Con el corazón contento, el viaje cobraba otro color.
La música se perdía en el runrún del motor.
Faltaba poco para el accidente.
Esa tarde, en medio del campo, las jaulas se abrieron estrepitosamente. Muchos pollos sintieron el calor del verdadero Sol por primera vez.

sábado, 13 de octubre de 2012

La culpa no es del chancho...

Esa tarde Matías quedó a cargo del cuidado de la casa y de los animales.

A esas horas de la siesta y en aquellas latitudes son pocas las responsabilidades que hacen al cuidado de una chacra, en contraposición a las incontables aventuras que un niño puede desarrollar.
Claro que llevar agua a los bebederos por ejemplo, implicaba un gran esfuerzo. Había que cargar varios baldes en la bomba manual y trasladarlos hasta los diferentes corrales. También proveer de maíz a las gallinas significaba pasearse arrastrando una pesada bolsa a lo largo de los gallineros. Pero el posterior recreo sin la mirada de los padres embiste a cualquier crío de una fuerza y una destreza tales, que los deberes se hacen en un santiamén.

Dado el calor de aquel día, su padre le había encomendado una tarea excepcional: No te vayas a olvidar de tirarle agua a la chancha! Mirá que se va a sofocar si no, eh! Yo vuelvo en un rato.

Ni bien se diluyó el sonido de la camioneta, Matías corrió a buscar su gomera. Como tantas otras armas de guerra, era de su propia creación. Había comenzado la hora de cazar alguna torcaza, probar puntería con alguna ramita o bien molestar a los gallos. No sería la primera vez que desmayaba a un gallo de un piedrazo.
Era tal el afán de explotar ese reinado temporal, que incluyó además de la caza, un circuito cerrado de ciclismo con obstáculos, el escalado a la cima de aquel pino, un partido solitario a la bolita y el perfeccionamiento de su arco para futuros combates.

Habrían pasado dos horas cuando recordó el pedido especial de su padre. Rápidamente cargó un balde de agua y lo llevó a los tumbos hasta el chiquero.
Allí yacía la bestia de unos cincuenta kilos, toda cubierta de barro seco, respirando con cierta dificultad y con la mirada perdida.
Apiadándose ante ese panorama, Matías comenzó a volcarle lentamente el balde de agua a lo largo de todo el lomo. La chancha pareció recobrar el ánimo con la fría bendición emitiendo un grito ronco y esgrimiendo algunos movimientos.
Con la tranquilidad del deber cumplido, Matías tiró el balde por ahí y corrió a reanudar sus andanzas.

...

El grito del padre se escuchó en varias chacras vecinas. Matías acudió al violento llamado, deteniéndose a varios metros antes de llegar al corral.
El espectáculo fue lo suficientemente elocuaz como para que Matías conservara la distancia a su padre. La chancha seguía en la posición que estaba al momento del baño, con la diferencia que tenía las patas rígidas y un rictus inusual.
¡Le tiraste agua encima! ¡El agua se la tenías que tirar en el chiquero! ¡¿No sabes que los chanchos se refrescan en el barro?!.
Los argumentos de Matías acerca de que la vio muy acalorada y que tal vez el agua sobre el lomo le ayudaría..., solo sirvieron para enfurecer más a su padre. Zafó de los cintazos porque corrió raudamente a encerrarse en su cuarto.
Los restos de la chancha no sirvieron ni para alimentar a otras bestias.

Moraleja 1: hay veces en que ayudar a alguien lo puede matar.
Moraleja 2: si te quedas solo con la chancha un día de mucho calor, no le tires agua en el lomo, tirásela al lado, así hace su barro.




miércoles, 19 de septiembre de 2012

Cortito (como patada de chacho)

Alguien dijo por ahí:
"Todas las mariposas están en el calor de tu mirada y en la magia de tu sonrisa."
 Y el chancho se puso colorado...

Estilo mariposa

La vanidad, es un aspecto humano que me produce una mezcla de bronca y tristeza. Primero bronca, luego tristeza. Lo bueno de la primera es que invita al interrogante.

El término vanidad proviene de vano, que además de presuntuoso y arrogante, significa falto de realidad, sustancia o entidadhueco, vacío y falto de solidez; inútil, infructuoso o sin efecto. También se aplica a los frutos de cáscara, calificando aquellos cuya semilla o sustancia interior está seca o podrida.

Todo ámbito donde se desarrolle una actividad física o intelectual exhibe individuos con intervenciones de macho alfa o de genio no descubierto. Innumerables escenarios que van desde importantes instituciones académicas hasta los cursos de tejido acrochet, pasando por clubes, agrupaciones políticas, conservatorios y espacios culturales de todo tipo. En rigor, todo espacio social.

El ejemplo por excelencia en el terreno de lo físico es el gimnasio.
A diferencia de otras actividades disciplinarias o deportivas, el gimnasio ofrece ejercitación per se. Aunque algunos estén movilizados al ejercicio por prescripción médica o como complemento de otra actividad, la gran mayoría asiste solo para ejercitar los músculos (y el ego). Quizás por esa falta de un espíritu ulterior que le de sentido al ejercicio, es que afloran más fácilmente las pestilencias vanidosas de muchos individuos. No sin razón sus paredes están totalmente cubiertas del elemento escencial de todo narcisista: el espejo. En este punto se revela el doble rol que juegan mediante su imagen reflejada: el observador deseante y su contrapartida, el sujeto deseado.
No se si hay algo más patético que un sujeto (ad)mirándose frente espejo en un espacio público. Sin embargo, se ha incorporado tanto este comportamiento que no debe haber gimnasio sin espejos.
Más allá de las sesiones concluidas o enteramente realizadas frente al espejo, resulta molesto (para un observador compulsivo como quien escribe) no poder mirar hacia ninguna dirección sin recibir, directa o indirectamente, la imagen de un sujeto observándose casi con exitación. Más aún, si el primer impulso es mirar en dirección opuesta, por lo general obtendremos el duplicado de la primer imagen.

Natación, aunque no tan fértil como el citado gimnasio, es otro ambiente donde he visto emerger sujetos con el ego de Michael Phelps, o mejor dicho, con el ego que uno aceptaría de parte de un campeón olímpico. La bronca primitiva invita a la pregunta: "¿qué cazzo haces en la pileta de las mojarritas siendo todo un delfín?". Ya con un pie fuera del impulso primario, la reflexión se impone: "¿qué es lo que hace que una persona tenga ese comportamiento social?, y ¿por qué me genera bronca?". Tal vez responda a la primera un significado de vano como falto de sustancia, señalando una carencia en el ególatra (o  falso ególatra). Quizás también ayude para la segunda: una carencia propia, reflejada en la carencia del otro.

Aún no he aprendido mucho sobre el tema, al menos algo que me ahorre una cuota de bronca inicial o me permita desarrollar una estrategia para esquivar demostraciones vanidosas.

Pensando un poco en la necesidad de algunos de exhibir credenciales en un ámbito social, me pregunto por la infinidad de credenciales ocultas o ajenas a la actividad realizada. Seguramente algún experto en biología molecular realiza su rutina de pesas diaria sin siquiera notar su presencia especular, o a lo mejor, aquel campeón olímpico de lanzamiento de jabalina no confiesa sus medallas en la reunión de tupperwear.

domingo, 9 de septiembre de 2012

Pigs on the wing (part two)... o Guisito de chancho

El locutor anunciaba otra noche de grandes éxitos y un espectacular sorteo.
Ella puso la pavita sobre el fuego y él le alcanzó un saquito de mate cocido usado.
Ese día habían tenido suerte. El brazo violento de la municipalidad, esos cerdos de la UCEP, no los habían corrido de su nuevo refugio temporal.
La noche era de las más frías y sólo contaban con las frazadas que les habían llevado el día anterior.
Gracias a un estricto régimen de uso, las pilas de la radio aún resistían. Resulta inimaginable el valor de la compañía radial en ciertos momentos. "Ojalá vuelvan a pasar los chicos...", comentó ella con una infinita esperanza. El pispeó la calle corriendo un poco la lona que hacía las veces de techo.
Los clásicos habían empezado a rodar y Roger con voz lluviosa comenzaba: "You know that I care... what happens to you.... ". David, sin interrumpir a Roger, comentó: "Ojalá vieja, Dios te oiga!". A su turno, Roger prosiguió: "... and I know that you care...  for me...".

El grupo de pibes se acercó sigilosamente: era importante respetar la consigna de no despertarlos, el sueño conciliado en esas condiciones no debe interrumpirse. Pero desde el interior se oía un tímidamente esperanzado Roger: "... so I don't feel alone... or the weight of the stone...". El pibe le comentó al resto del grupo: "Están despiertos che!" y sin pausa se dirigió a la casucha de lona "Buenas noches! Les trajimos un guisito de chancho!".
De un manotazo, David desplegó la lona-techo: "Hola chicos! Qué bueno que vinieron!". Los brazos se extendieron para tomar las bandejitas humeantes. Roger, reforzado por el aroma a guiso, alzó su voz:"... Now that I've found somewhere safe... to bury my bone...".
Los paquetes de galletitas y los sobres de sopas eran recibidos en paralelo a la conversación: "¿Y?,¿están bien de frazadas?... Acá tienen unos pantalones de corderoy y unos pulóveres... quizas les vienen bien!".

Los chicos tomaron rápida nota de algunos faltantes. El siguiente hogar callejero estaba a un par de cuadras y todavía quedaban muchos por visitar en su recorrido diario. Ese invierno iban invictos: ni un muerto de frío en la ciudad.

Mientras saboreaban el guisito de chancho, Roger les comentó algo trivial para ellos pero que algunos aún ignoran: "And any fool knows a dog needs a home... A shelter... from pigs on the wing.".

(Pigs on the wing (part two) - Pink Floyd)



jueves, 6 de septiembre de 2012

Pigs on the wing (part one) ... o Son todos chorros!

El pibe-pig camina hacia el automóvil enfilado frente al semáforo. El gran-pig-corbatudo, reafirmándose sobre el volante, lo sigue con la mirada. Sólo repasa el hecho de tener cerrada su super-ventanilla-anti-pibes-pig. Roger rasguea los primeros acordes. El pibe-pig hace ademanes de querer limpiar el parabrisas por unas moneditas. Impecable síntesis del lenguaje. Roger comienza diciendo: "If you didn't care... what happened to me...". En eso, la divina-señora-pig, bajando la radio, recuerda la regla general para estos casos: 'No abras!'. El gran-pig-corbatudo vuelve su mirada seria hacia su divina-señora-pig, despejando cualquier duda acerca de su impecable cumplimiento de la regla, y sube la radio. Roger continua: "And I didn't care... for you". Desde el asiento trasero, el pequeño-pig observa a una niña jugando en un balcón lejano. Imagina que salta al vacío y flota, como inflada. La amenaza exterior aumenta con la insistencia del pibe-pig. Roger advierte: "We would zig-zag our way, through the boredom and pain". Sin aparente necesidad, la divina-señora-pig lanza la máxima que soporta la regla: "Estos son todos chorros!", y vuelve a bajar el volumen. El pibe-pig balbucea. Redujo su ademán al de unas moneditas. El gran-pig-corbatudo se queja por el tránsito en la ciudad, ya sin mirar al pibe-pig. Roger, por lo bajo, admite algun consuelo: "Occasionally glancing up through the rain". El pibe-pig se aparta hacia el cordón. Sólo es otro desprecio en su colección. Roger ahora le habla a la divina-señora-pig: "Wondering which of the buggers to blame!". El semáforo está por abrir y Roger, un poco triste, concluye: "And watching... for pigs on the wing...". Los coches avanzan. Ahora dan las noticias. El pig-locutor comenta como mienten las estadísticas oficiales y augura un futuro oscuro.

(Pigs on the wing (part one) - Pink Floyd)

miércoles, 5 de septiembre de 2012

0800-OINKOINK

"There's so many different worlds, so many different suns.
And we have just one world, but we live in different ones" (Brothers in arms - Dire Straits)

Tengo una sensibilidad especial para los contrastes. Algunos me fascinan. Otros, como algunos de índole comunicacional, me dan escalofríos. No caben dudas que hay muchas formas de comunicarnos, siendo la verbal sólo una de ellas.
Las coordenadas de tiempo y espacio pueden influir en la comunicación pero definitivamente no son factores determinantes. Mucho menos influyentes son los títulos vinculares. Padre, tía o sobrinonieto no son más que etiquetas que nada tienen que ver con la comunicación. Ni que hablar de las frecuencias palabras emitidas/tiempo y palabras recibidas/tiempo. En absoluto implican una comunicación.
No obstante, persiste la creencia de que tanto el tiempo como el espacio, así como ciertos vínculos o la cantidad de palabras inciden positivamente en la comunicación. Ma fangulo! 
En todo caso, son sólo colores de fondo. Factores independientes de la comunicación que reflejan la falsedad de tal creencia contrastando los diferentes tipos de incomunicados.
Por ejemplo, están los muditos crónicos, personas que vemos frecuentemente y sin embargo no logramos comunicarnos más que con el verdulero de la esquina. En el otro extremo están los compañeros atemporales, personas que vemos una vez cada tanto, tal vez sólo una vez en la vida, y sin embargo la comunicación fluye naturalmente. Ambos contrastes revelan que el tiempo compartido con el otro no implica una buena comunicación.
En relación al espacio, todos tenemos algún vecino sordito, alguien que por más cerca que esté y por más fuerte que le gritemos, jamás lograremos transvasar sus muros.  Su opuesto, los gemelos galácticos, pueden estar muy lejos, sin embargo siguen conectados fuertemente con nosotros.
Otro contraste se dibuja con el incontinente verbal, una suerte de loro chino que sólo emite vocablos a una alta frecuencia y difícilmente se detiene a escuchar. Un claro ejemplo de que la comunicación excede en mucho a las palabras. Con estos seres sólo podemos medir nuestro umbral de tolerancia antes de querer partirles un palo en la cabeza. Sus primos, los paralíticos auditivos, son capaces de permanecer inertes ante nuestros intentos comunicativos. Con ellos podemos hablar y hablar y hablar y... nada más.
En clara oposición a estos dos grupos, podemos tener la fortuna de encontranos con los adorables telépatas, seres con los que una mirada basta para comunicarse. Con ellos las palabras son el decorado de lo ya dicho.
Intentar revertir a un mudito crónico, a un vecino sordito, a un incontienente verbal o a un paralítico auditivo puede ser una empresa quijotesca. Esto no implica que no puedan sorprendernos para bien. Cerrarse a esa posibilidad sería un error casi tan grande como vivir intentando comunicarnos con ellos.

viernes, 31 de agosto de 2012

La primer ilusión

"De ilusión vivía un chancho... creyendo que era mariposa!" solía decirme mi abuela, esa mujer sabia, empecinada en robar sonrisas y despertar al prójimo. Yo no entendía bien cómo un chancho se podía llegar a creer tal cosa... pensaba "si yo fuera ese chancho, rápidamente comprobaría que no puedo volar, que no tengo alas!".
Me faltan muchas vidas para rozar la sabiduría de mi abuela, no tanto por sus dichos sino por cuándo, cómo y a quién decírselos. Sin embargo, con los años aprendí que las ilusiones no tienen nada que ver con la lógica, sobre todo la lógica del otro, sino que se rigen por reglas propias
Más importante aún es que algunas ilusiones cumplen una función... de esa ilusión vivía el chancho, ¿quién se atrevería a convencerlo de que no es mariposa?
Las raíces funcionales pueden ser muy profundas y arrancarlas puede tener un alto costo, que no siempre estamos dispuestos a pagar. Aún así me sigo preguntando ¿se topará con la realidad alguna vez el chancho?, ¿es posible vivir toda una vida ilusionado?, ¿y si conociera a una mariposa que se cree chancho y fueran felices y comieran perdices?